12. Salud mental

Otra de las grandes contradicciones de la doctrina de «identidad de género», (aparte de la ya mencionada en la página de Menores de edad*) es la cuestión de la salud mental de las personas que se identifican como trans.

*La contradicción se encuentra en la grandísima diferencia de criterio en el tratamiento de personas adultas frente a l@s menores de edad, en tanto que se considera perfectamente normal que un varón se identifique como mujer sin tener que cambiar su aspecto o anatomía (incluso manteniendo barba y genitales masculinos completos) mientras que se están produciendo intervenciones hormonales o quirúrgicas extremas en niñ@s y adolescentes, para «adaptarl@s» a su «género de identificación».

En el ámbito de la salud mental, de nuevo, se reciben mensajes totalmente opuestos. Por una parte, el gran caballo de batalla del lobby es la despatologización de las identidades trans, por considerar una discriminación hacia este colectivo la necesidad de contar con el diagnóstico de un psicólogo para iniciar los trámites necesarios para la transición.

Por ello, toda mención a la necesidad de realizar una consulta con especialistas es considerado como un ataque a las identidades trans y a un intento de negar su existencia, además de una ofensa, ya que consideran que ello califica al colectivo como enfermos mentales. Irónicamente, esta valoración podría resultar ofensiva para las personas que tienen diagnosticadas enfermedades mentales y están luchando igualmente por su normal inclusión en la sociedad. Hoy en día ya no es motivo de estigma sufrir una depresión, por ejemplo.

Sin embargo, las declaraciones de las personas que experimentan disforia parecen indicar que la identificación como trans es la respuesta del individuo a complejas circunstancias personales o familiares de diversa tipología (desde haber sufrido abusos hasta homofobia interna).

«Soy una de las pocas personas de toda la comunidad que tiene el valor, que tiene los cojones de admitir que una parte enorme de lo que ha formado mi identidad son cuestiones de salud mental. Los que demonizan la discusión de este hecho son los que patologizan la realidad. Debería daros vergüenza, hipócritas».

Jenn Smith, por ejemplo, ha citado los abusos sufridos y el paso por diversas casas de acogida durante su infancia, como motivos de su disforia, es decir, de su necesidad de separarse de su identidad natal.

René Jax también ha hecho referencia a su dificilísima infancia como origen de su disforia, ya que su padre -alcohólico- abandonó a su madre esquizofrénica y René tuvo que vivir una temporada en el sanatorio psiquiátrico con ella, al ser el más pequeño de la familia y no tener con quién quedarse.

De manera que tenemos una aparente discrepancia entre la posición oficial de las organizaciones LGBT y las experiencias de las personas transgénero.

Sin embargo, una nueva contradicción es que el lobby, a pesar de abogar pública y políticamente por la despatologización, utiliza recurrentemente la amenaza (no tan) velada de la posibilidad del suicidio como argumento para facilitar la transición de menores de edad.

Así, según profesionales clínicos del Servicio de Desarrollo de Identidad de Género británico (Gender Identity Development Service, GIDS) la organización Mermaids (cuyo nombre se traduciría por «Sirenas») «están siempre diciendo que esto es una cuestión de vida o muerte. ‘¿Prefieres un hijo vivo o una hija muerta? «.

Y, de hecho, son muchas las noticias o estudios que tristemente nos informan de suicidios o intentos de suicidio en el colectivo trans (tanto antes como después de la transición).

Así que, ¿en qué quedamos?


Algunos estudios médicos sobre salud mental en las personas transgénero:


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