Contexto

[febrero 2019]

Hace unos meses vi un video, publicado por una feminista en redes sociales, que causaba tanta incomodidad como extrañeza.


Julie Bindel confronta a unos transextremistas en el evento “Tenemos que hablar de sexo”.

El video fue grabado en abril 2018 por Julie Bindel, periodista británica y activista por los derechos de las mujeres desde hace más de tres décadas, para atestiguar que se le estaba impidiendo la entrada a un local en Bristol (Reino Unido).

Bindel pretendía asistir a una reunión feminista convocada para tratar unas propuestas de modificación de legislación de “identificación de género” que se estaban debatiendo en el Reino Unido (el evento en Facebook cuenta con información detallada).

Como se puede ver en el video, hombres jóvenes enmascarados -acompañados de alguna mujer- impiden activamente a Julie Bindel y Heather Brunskell-Evans (una de las ponentes) acceder al local. Otra de las ponentes era Miranda Yardley, transexual (según sus propias palabras) y aliado feminista.

Como no comprendía lo que estaba pasando en el video, empecé a seguir este asunto en el Reino Unido, a través de redes sociales y medios digitales.

En los siguientes meses me enteré, entre muchas otras cosas, de que

  • Las feministas inglesas debían mantener en secreto, hasta el último momento, los lugares en los que se reunían para evitar amenazas de bomba, piquetes, etc.
  • Tres transactivistas varones, en la veintena, habían asaltado a una mujer de 60 años, por considerarla una TERF (siglas de Trans Exclusionary Radical Feminist, el último insulto en la larga lista de grandes éxitos como “feminazi”, “bruja” o “puta”).  Intentaron quitarle la cámara de fotos y, al no conseguirlo, la lanzaron al suelo y le pegaron puñetazos y patadas. En el blog de la víctima, Maria McLachlan, cuenta su experiencia, añadiendo videos de ese momento que otras personas le hicieron llegar y un seguimiento de cómo otros transactivistas difundieron falsamente que fue ella quién pegó a “Tara” Wolf y no al revés. Tara fue juzgado por asalto meses después y condenado al pago de una multa. El juez y la prensa trataron el caso de forma salomónica, condenando la “violencia de ambas partes”.
  • Miranda Yardley (ella misma transexual) fue expulsada de Twitter de por vida, por el simple hecho de referirse a un activista trans nacido varón (que no sigue ningún tratamiento hormonal o médico) como “un hombre”.
  • El Ayuntamiento de Leeds canceló a última hora el permiso concedido para una reunión de feministas en un edificio municipal, por considerar que dicho grupo tiene un “discurso de odio” (denominación anteriormente reservada para neonazis y grupos de extrema derecha).

 Y la lista sigue

Estos sucesos del Reino Unido no son una situación singular ni reciente, sino que en otros países (Estados Unidos, Canadá, Australia, …) también se vienen produciendo ataques similares a grupos o mujeres feministas en los últimos años. Y estos ataques se extienden igualmente a aquellas personas trans que no comulgan con la narrativa dominante, como son Miranda Yardley (ya mencionada anteriormente) o Jenn Smith, entre otras.

Sorprendentemente, no se conocen casos de acoso y/o amenazas de transextremistas a colectivos tránsfobos, homófobos y/o misóginos, como puedan ser partidos de extrema derecha o fundamentalistas religiosos. Por alguna razón no expresada abiertamente, toda la furia desatada se dirige siempre hacia las mujeres y sus aliados.

La situación en el Reino Unido se tensó en el 2018 por estar en marcha una propuesta legislativa para modificar la legislación vigente que reconoce el derecho a la identidad de las personas transexuales o transgénero, la cual incluía una propuesta de “Autoidentificación“. Es decir, sin necesidad de involucrar a ningún personal médico (endocrino) o psicólogo, cualquier persona puede declarar su identidad de “género” únicamente por su palabra, lo que permitiría modificar todos sus documentos legales con el nuevo “género” declarado.

Esto resulta problemático, no por las personas transexuales en sí, sino por las facilidades que ofrece a hombres oportunistas de aprovecharse de la legislación en beneficio propio. Otros aspectos que se consideran controvertidos son los tratamientos para los menores de edad o la participación de personas trans en los deportes, por ejemplo. 

Es de vital importancia que nos informemos sobre esta cuestión, porque esta tendencia del transextremismo está llegando a España:

Magnus Regina Von C responde a Carmen: “Carmen tia, con todo el respeto llamarme “man” siendo mujer trans es para reventarte la boca con un martillo“.
Es un gran alivio que Magnus Regina hable a Carmen “con todo el respeto”.

Con todo esto, mi sorpresa fue mayúscula al saber que en España se está debatiendo en el Congreso de los Diputados, en este 2019, dos proposiciones de ley en esta línea, las cuales son desconocidas por el público en general. Las mujeres españolas no son conscientes de los cambios que se pueden producir en derechos ya reconocidos anteriormente (becas, cuotas, etc.).

Es vital aclarar muy bien cómo se va a tratar legalmente, entre otros aspectos, 

Este último punto es importantísimo, ya que podría darse la paradoja de contar como “violaciones femeninas” violaciones de hombres con genitales masculinos, lo cual tergiversaría las estadísticas de criminalidad y violencia. De esta manera, no haría falta derogar la Ley de Violencia de Género como pretende Vox, sino que en unos pocos años la ley sería inservible, al no poder demostrar con cifras que las mujeres sufren violencia a manos de los hombres, como lamentablemente sucede todos los días.

En los debates legislativos, se empiezan a repetir los patrones observados en el Reino Unido: son las feministas las que están bajo el fuego del transextremismo.

La motivación de esta web es la necesidad de dar a conocer tanto esta cuestión en España como los problemas que ya se han producido (o se están produciendo) en otros países, para tener una visión de conjunto con la que valorar las proposiciones de ley que se están debatiendo en el 2019 en Congreso de los Diputados y que se pretende que se aprueben este mismo año:

Una crítica feminista a la proposición de ley LGBT presentada por Podemos

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