8. Doublethink y censura

“Mujer (sustantivo): Hembra humana adulta”.

El cartel que se muestra en esta foto fue publicado en Liverpool en el verano de 2018 por una feminista, Posie Parker, en el contexto de la consulta sobre los cambios propuestos en la legislación sobre la “identidad de género” en el Reino Unido.

Un médico gay, simpatizante del movimiento trans, llamó a la empresa propietaria de las vallas publicitarias para quejarse de que este cartel hacía que “las personas trans se sintiesen inseguras” consiguiendo que la empresa retirase el cartel.

“Repetid con nosotros: Las transmujeres son MUJERES”.

Esta otra imagen, por el contrario, corresponde a una campaña exprés realizada por el lobby trans (una proyección de marzo de 2018 sobre la entrada del Ministerio de Justicia británico), tras la última manifestación del Orgullo Gay, en la que ocho lesbianas que portaban pancartas con el símbolo de Venus, fueron acusadas de tránsfobas por repartir unos panfletos en los que decían que “un hombre no puede ser una lesbiana“.

Imágenes de los folletos repartidos por las lesbianas en el Orgullo.

Así que el lobby trans respondía al ataque recibido durante la manifestación con la proyección sobre el Ministerio de Justicia.

Hay dos elementos orwellianos en esta proyección: la orden “Repetid con nosotros” y la contradicción en términoslas transmujeres son mujeres” (porque si ya son mujeres, ¿cómo es posible que sean trans?). Pero lo que también demuestra es la doble moral del transextremismo, al tratar con distinto rasero sus acciones y las de las voces que no están de acuerdo con su doctrina.

Los intentos (muchas veces, exitosos) de acallar las voces disidentes es una constante en el desarrollo de la doctrina de identidad de género.

Julie Bindel, activista por los derechos de las mujeres, es considerada como una de las bestias negras del transactivismo y cuando se anuncia una charla suya, se producen movilizaciones para tratar de desconvocarla (en inglés, no-platforming, en el sentido de quitarle la plataforma desde donde pueda comunicar sus ideas). En ocasiones, ha recibido incluso amenazas de muerte.

Además de los sucesos relacionados en la primera página de esta web, es importante destacar otros casos de censura o acoso por mantener posiciones no concordantes con la doctrina de identidad de género:

La idea que intentan transmitir estos intentos de censura es que estas feministas (o aliados) tienen un discurso de odio, calificado por ellos como tránsfobo, por lo que no puede resultar de interés a las personas progresistas.

El grupo feminista ReSisters Liverpool inició una campaña de pegado de pegatinas, en el contexto de una moción municipal que fue votada para tratar igual a los varones identificados como trans y a las mujeres. Efectivamente, el alcalde, Joe Anderson, calificó las pegatinas como “odio“.

Pegatina que indica “Las mujeres no tienen pene”.
Posible delito de odio según el alcalde de Liverpool.

A los intentos de censura en el mundo real, se unen los medios de internet o redes sociales censurando el discurso feminista o aliado.

Cuenta de Twitter suspendida por no estar de acuerdo con la transición de niñ@s pequeñ@s. “Delito de odio” según Twitter.
  • Artículo censurado en Medium.com, titulado “The Tranish Inquisition clearly shows the Orwellian nature of our electronic Agora“. Copia disponible en archive.org.
  • Cuentas canceladas en Twitter de activistas feministas como Posie Parker o Meghan Murphy, además de la mujer (nombre de usuario: BustedWench) que denunció haber recibido llamadas de la policía por unos twits feministas; o de aliados transexuales como Miranda Yardley, Kristina Harrison o Seven Hex.

Y la escalada no cesa. Determinadas personas empiezan a recibir llamadas o visitas de la propia policía:

En España vamos con un cierto retraso, pero la tendencia ya está llegando. En un extenso artículo publicado en Pikara magazine, la CISterna transfemmenista propone silenciar a las feministas críticas con la doctrina de “identidad de género”.

Por qué no escoge enfocar su atención en ningún personaje público que sea abiertamente homófobo o tránsfobo como Santiago Abascal, por ejemplo, es un misterio.


Otras lecturas de interés:


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