7. Menores de edad

La doctrina de identidad de género presenta numerosas contradicciones en su formulación, pero una de las mayores es su tratamiento a la identidad de género en los menores de edad.

Todo el planteamiento tras la autoidentificación (declaración de la persona, sin necesidad de diagnóstico ni tratamiento médico o psicológico, que permite la consideración de lesbianas a hombres heterosexuales con barba poblada) se justifica en la necesidad de “despatologizar las identidades trans“.

Sin embargo, el tratamiento aconsejado para l@s niñ@s y adolescentes con confusión respecto de su identidad implica principalmente administrarles hormonas bloqueadoras de la pubertad justo cuando ésta debería empezar y un poco más tarde, hormonas de cambio de sexo (testosterona para las chicas y estrógenos para los chicos) para que el desarrollo físico sea más coherente con la identidad sentida. La consecuencia, tanto si se produce cirugía de reasignación de sexo o no, es que estas personas acaban medicándose de por vida.

Un ejemplo paradigmático es Jazz Jennings, adolescente trans (ha cumplido 18 años recientemente) quien a muy temprana edad (a los tres o cuatro años) supo que era una niña en un cuerpo de niño. Sus padres le abrieron un canal de YouTube que se hizo tremendamente popular, tras el que llegó un reality show para la televisión. Jazz ha crecido ante los ojos de su audiencia. Recientemente, por fin, se le realizó una intervención de reasignación de sexo, por la que Jazz es ahora estéril.

Jazz era consciente de su futura esterilidad desde hace tiempo, por lo que (al menos en el 2015) estaba intentando convencer a su hermana para que gestase para él sus hijos, cuando Jazz se casase con un hombre. ¿Cómo es posible que alguien que pretende romper con los estereotipos de género vea a su hermana como una incubadora? ¿Cómo es posible que se siga manteniendo la jerarquía machista del “género” si oficialmente Jazz y su hermana son dos chicas?

Cuando escucho hablar de niñ@s que saben a ciencia cierta y con exactitud lo que son a tan temprana edad, me viene a la memoria una tierna historia que se hizo viral hace un par de años: unos niños de 5 años (Kentucky, EE.UU.) pensaron en gastarle una broma a su profesor de primaria y se cortaron el pelo igual, para confundirlo, ya que estaban seguros de que no podría distinguirlos.

Éstos son los niños:

Jax y Reddy, indistinguibles con su idéntico corte de pelo.

Los humanos menores de edad tienen su capacidad de obrar restringida en la mayoría de las legislaciones del mundo. Mientras están creciendo y creen en los Reyes Magos o en el ratoncito Pérez (e incluso después de que se les desvelen en la pubertad los misterios de la vida), no pueden vender ni comprar propiedades, no pueden votar, no pueden beber alcohol, no pueden conducir, no pueden contraer matrimonio… La lista de restricciones es larga y se justifica en su menor capacidad de decisión, por tener una menor experiencia vital (que no inteligencia).

Sin embargo, según la doctrina de identidad de género se debe confiar en su criterio personal para tomar unas decisiones sobre sus cuerpos que les afectarán de por vida, sin que podamos saber con seguridad si son realmente conscientes de lo que implican las consecuencias (como sufrir una doble mastectomía a los 13 años de edad o la incapacidad de tener orgasmos).

Profesionales médicos, incluyendo evidentemente pediatras, plantean muchas dudas respecto de los tratamientos propuestos, por no haberse realizado suficientes estudios sobre los efectos secundarios que puedan producirse sobre un cuerpo aún en desarrollo.

“Una fantástica carta de tres profesionales de salud pediátrica al Diario del Real Colegio de Pediatría y Salud Infantil: ‘Los bloqueadores de pubertad están siendo usados en un contexto de profunda ignorancia científica‘.”

Childhood gender dysphoria (GD) is not an endocrine condition, but it becomes one through iatrogenic puberty blockade (PB) and high-dose cross-sex (HDCS) hormones. The consequences of this gender-affirmative therapy (GAT) are not trivial and include potential sterility, sexual dysfunction, thromboembolic and cardiovascular disease, and malignancy

Carta al editor sobre el “Tratamiento endocrino de las personas con disforia de género/incongruencia de género: Recomendaciones de práctica clínica de la Sociedad Endocrinos”.

“La disforia de género en la infancia no es una enfermedad endocrina, pero se convierte en una a través del tratamiento iatrogénico de bloqueo de la pubertad y una alta dosis de hormonas de cambio de sexo. Las consecuencias de esta terapia de afirmación de género no son triviales e incluyen esterilidad potencial, disfunción sexual, enfermedades tromboembólicas y cardiovasculares y tumores malignos”.

Por otra parte, hay estudios que afirman que si se deja que l@s niñ@s se expresen libremente y no se les encarrila hacia la transición médica, entre un 60% y un 90% desistirán de su idea de transicionar, al desaparecer por sí misma la sensación de disforia. Es@s niñ@s tienen una mayor probabilidad de vivir su vida como adultos homosexuales (mujeres u hombres, en función de su sexo).


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