La “Marcha de las Mujeres” en Londres, enero 2019

Ayes publiqué una entrada sobre la Marcha de las Mujeres (la Women’s March), manifestación oficialmente feminista que se convocó por primera vez en enero de 2017 en Estados Unidos, como reacción a la toma de posesión de Donald Trump como Presidente, por el machismo exacerbado que rezuma este personaje.

La WM tiene ahora carácter internacional, ya que se celebra en distintos países, a pesar de no sufrir directamente la presidencia de Trump y tiene el dudoso honor de estar convirtiéndose en paradigmática en cuanto a ejemplo de colonización de los espacios femeninos (anteriormente reservados a mujeres).

El post de hoy revisa la reciente edición de Londres de la WM (celebrada el pasado enero y que ya ha sido mencionada en esta web por haberse cubierto de gloria con su twit -después borrado- sobre las parlamentarias británicas menstruantes de 1973), ya que como escalada en la tendencia colonizadora de la WM (tras la censura en 2018 de los gorritos-gatito, símbolo de los genitales femeninos), para la edición de este 2019 en el Reino Unido, alguien consideró apropiado que las manifestaciones de Londres y Manchester fuesen lideradas por varones que se identifican como trans (TIM, en sus siglas en inglés).

En Londres, dicho papel protagónico recayó en Munroe Bergdorf, quien se dirigió a la multitud en uno de los momentos más destacados del evento.

https://twitter.com/MunroeBergdorf/status/1086694394814713858
Munroe Bergdorf se dirige a las manifestantes, porque la organización no había encontrado en todo el Reino Unido una mujer que fuese digna de liderar la marcha.

Así que las mujeres nos encontramos, como se dice coloquialmente, “entre la espada y la pared“, ya que se censuran las protestas feministas por abusos relacionados con nuestra anatomía, base evidentísima del acoso sexual pandémico en todo el mundo, porque algunas personas que tienen o han tenido pene se sienten excluidas por no tener vulva.

Pero, al mismo tiempo y bajo la perenne amenaza de ser consideradas tránsfobas (o, peor aún, TERF), en nombre de una malentendida corrección política, a nosotras se nos exige sentirnos “incluidas” en los discursos de las personas con cromosomas XY que se arrogan el derecho de hablar en nuestro nombre.

Es decir, actitudes que estarían muy mal vistas y consideradas como “apropiación” en cualquier otro ámbito (racial, étnico), se convierten en el nuevo paradigma de la inclusividad en relación al sexo pero sólo cuando afecta a mujeres, ya que no se conocen casos de “transhombres” (mujeres que se identifican como trans, TIF en sus siglas en inglés) que lideren ningún acto masculino ni sean portavoces de los nacidos con pene.

La feminista británica Jo Bartosch ha escrito un interesante artículo de opinión sobre esta colonización de la WM en el Reino Unido. Todo el artículo es muy lúcido y relevante y contiene dos ideas clave para entender la situación:

“Women are the only group who are not allowed to centre themselves in their own liberation “

Las mujeres son el único grupo que no está autorizado a centrarse a sí mismas en su propia liberación“.

Y también

“One of the most insidious battles women face is against the social pressure to be ‘nice’.” (…) “Centring those who demand to be seen as vulnerable is part of the ‘good girl’ social script.”

Una de las más pérfidas batallas que deben enfrentar las mujeres es contra la presión social de ser ‘agradable’ “. (…) “Centrarse en los que exigen ser vistos como vulnerables es parte del guión social de una ‘buena chica’ “.

Y con esto, queda todo explicado.