Expulsión de Twitter por alertar sobre un presunto pedófilo que se identifica como trans

Hace unos días participé en un hilo de Twitter en el que se mencionaba a un varón canadiense que se identifica como trans (TIM, por sus siglas en inglés: Trans Identified Male), quien recientemente está promoviendo poner en marcha un programa de apoyo a adolescentes transgénero en su ciudad (Langley, British Columbia).

https://twitter.com/thatdentondick/status/1131959743570939904

(Jessica Yaniv @trustednerd, activista por los derechos de las personas trans, comparecerá ante el Consejo del Ayuntamiento de Langley el lunes próximo para establecer un comité asesor LGBTQ en las escuelas municipales).

Esta iniciativa sería muy loable si no fuera por la preocupante fijación de dicho TIM con las niñas pre- o púberes (10-12 años); uno de los mayores escándalos en Twitter del último año que, por motivos desconocidos, no ha causado su expulsión de la red social ni ha tenido (al menos que se sepa) consecuencias en el mundo real.

El hecho de que Yaniv haya alardeado de conocer a uno de los fundadores de Twitter seguro que no tiene nada que ver.

En el hilo se apreciaban dos posiciones encontradas: quien conocía que esta persona es peligrosa, alertando sobre ella, frente a quien lo defendía bajo la falsa interpretación de que los comentarios negativos se debían simplemente a su condición de trans (es decir, acusaciones de transfobia).

Pensando que desconocía el caso, decidí alertar a esta última persona sobre la preocupante actitud del TIM canadiense hacia las niñas, en dos fases:

1. Pegué un enlace a un tuit publicado por la cuenta parodia Jackie Tran, en el que se muestran claramente varias capturas de pantalla de mensajes de Yaniv, en las que se ven sus deseos de ver niñas desnudas en los vestuarios femeninos (a los que tiene acceso ahora en su condición de trans).

https://twitter.com/JackieMacmilla5/status/1138511789325520898

(“Gracias, @jack y @TwitterSupport, por vuestro continuo apoyo a @trustednerd. Espero que @Twitter sea citado la próxima vez que “ella” llegue a los titulares, porque si alguien ha permitido a Jessica ser la persona que nació para ser, habéis sido vosotros”).

2. Tras facilitar las capturas de los mensajes, tuiteé las siguientes palabras a continuación:

“Capturas de pantalla de chats de la persona a la que tú estás defendiendo. Lee y fliparás. Es un caso conocido por todo Twitter. No seas tan rápido en acusar de transfobia, porque por las rendijas que dejáis abiertas se os cuelan los oportunistas.”

Fin del tuit.

Dada la brevedad obligatoria de los tuits, no resulta siempre posible ofrecer un contexto a los comentarios. En mi caso, desde el momento en que el concepto de “identidad de género” me resulta neutro, como sucede con el de “orientación sexual” (es decir, que no me aporta información sobre la catadura moral de cada persona) espero siempre a ver sus acciones para determinar mi opinión y actitud al respecto. Yaniv se ha retratado con sus actos.

Por otra parte, considero que dar “carta blanca” a todas las personas que aleguen conflictos en su identidad de género, sin ningún tipo de control, abre a hombres depredadores (hombres que suelen aprovecharse de cualquier agujero en legislación o costumbre para llevar a cabo sus ataques) una fantástica oportunidad para tener un mejor acceso a mujeres y niñas. De ahí mi mención a “los oportunistas” en mi tuit, los cuales no necesariamente se identificarán como trans, sino que buscarán cómo beneficiarse de las nuevas normas únicamente para satisfacer su perverso interés.

Para mi gran sorpresa, a la mañana siguiente me encontré con el siguiente correo en mi buzón:

(“Hola, Masha,
Tu cuenta, MashaVoskr, ha sido suspendida por haber infringido las normas de uso.
Concretamente, por este motivo:
Has infringido nuestras normas sobre conductas que incitan al odio.
No puedes promover la violencia contra otras personas, amenazarlas ni acosarlas por motivos de raza, etnia, origen nacional, orientación sexual, género, identidad de género, afiliación religiosa, edad, discapacidad ni enfermedad grave”.)

Apelé la decisión de Twitter, pero mi apelación no ha sido considerada y la cuenta está definitivamente cerrada, por un tuit en el que no se ataca a nadie ni se realizan comentarios ofensivos de ningún tipo.

“Hola:
Tu cuenta ha sido suspendida y no será restaurada porque se ha considerado que viola los Términos de servicio de Twitter, específicamente las reglas de Twitter contra conducta odiosa.
Va en contra de nuestras reglas promover violencia contra o atacar o amenazar directamente a otras personas por su raza, etnia, origen nacional, orientación sexual, género, identidad de género, afiliación religiosa, edad, discapacidad o enfermedad.
(…)
Twitter

Este caso podría parecer un lamentable error de Twitter en su celo por defender a los colectivos más vulnerables, si no fuese porque yo sólo soy la última baja (de momento) en dicha red social por el simple hecho de haber hecho mención a Yaniv, quien ostenta el dudoso honor de ser la mayor causa de cierre de cuentas de mujeres y/o aliados de los últimos meses.

Repito: El hecho de que Yaniv haya alardeado de conocer a uno de los fundadores de Twitter seguro que no tiene nada que ver.

Jonathan Yaniv comenzó su notoriedad pública en el 2018 al demandar a más de una docena de esteticistas locales, por negarse éstas a realizarle una depilación de ingles a la brasileña, servicio que prestan habitualmente a mujeres, dado que Yaniv mantiene sus genitales masculinos intactos.

La demanda fue planteada por discriminación por su “identidad de género” y por este motivo, la identidad del demandante fue protegida inicialmente, siendo identificado únicamente con sus iniciales (JY) para prevenir su discriminación. Pero una de las demandadas alegó que Yaniv mostraba públicamente su identidad femenina y éste retiró su demanda contra ella.

Cuando su identidad acabó siendo conocida, salieron a la luz los infames mensajes sobre las niñas mostrados más arriba, empezando entonces la sangría de cuentas cerradas en Twitter, oficialmente por odio, por la simple mención de su nombre.

La pieza más notable cobrada por Yaniv fue la feminista canadiense Meghan Murphy, expulsada de Twitter por este tuit.

Su crimen: no utilizar el género por el que Yaniv prefiere ser nombrado (“misgendering“, en inglés). Murphy se refiere a Yaniv como “the man“, “him” o “this guy“, en referencia a su sexo biológico.

Era tan rápida la velocidad con que se suspendían las cuentas que los usuarios de Twitter crearon dos eufemismos, para mencionar a Yaniv sin hacerlo oficialmente. Ambas denominaciones se convirtieron en hashtags, que siguen teniendo su histórico (quitando, claro está, las cuentas canceladas ya que éstas desaparecen sin dejar ningún tipo de rastro):

(“Balls” en inglés coloquial sería el equivalente a utilizar “pelotas” para designar los genitales masculinos; “wax” significa “cera” y en este contexto es un verbo: “depilar a la cera”).

Por todo lo anterior, es increíble que Twitter se escude en la “identidad de género” de Yaniv para protegerlo.

Su caso es tan ampliamente conocido por todos que hasta otro TIM destacado de British Columbia, Morgane Oger, está intentando tomar distancias desesperadamente, para que no le salpique esta historia.

Publicación en el blog personal de Oger, llamando “depredador” a Yaniv.

(“Acosar a niñ@s te convierte en un depredador, independientemente de quien seas”.)

Y mientras, la censura sobre las cuentas que alertan de depredadores sigue impune.


Otras lecturas de interés:


Video recopilatorio de diversas imágenes sobre el preocupante comportamiento de Yaniv.