Las cuatro clases de autoginefilia: Parte 4 – El travestismo autoginefílico

En esta cuarta y última entrada sobre las clases de autoginefilia discutiré el travestismo autoginefílico que es el deseo erótico de un varón en vestirse de ropa de mujer. Blanchard categoriza esta clase de autoginefília como la más visible de las cuatro, la más conocida y la que se presumía ser el origen de las otras tres. Sin embargo, hoy sabemos que no es necesario que un varón se vista de mujer para ser un autoginéfilo.

El travestismo autoginefílico también se conocía a mediados y a fines del siglo XX como el travestismo heterosexual, ya que es más común entre varones heterosexuales que en los homosexuales. Hoy en día, la palabra travestismo y sus derivadas, travesti o travestido, se consideran anticuadas en el mundo angloparlante, aunque todavía se usa en el hispanohablante. Es más común incluir el travestismo bajo la “palabra paraguas” transgénero, que también incluye el transexualismo.

Esta entrada se dedicará al estudio sexológico del travestismo y la diferencia entre el travestismo heterosexual autoginefílico y el homosexual. También, en la conclusión, discuto un poco el problema de incluir el travestismo autoginefílico bajo la categoría “transgénero”. 

El estudio sexológico del travestismo

Fue el médico y sexólogo judío alemán Magnus Hirschfeld (1868-1935) que creo la palabra transvestite del latín trans- (al otro lado de o a través de) y vestitus (vestido), la cual se traduce en castellano a trasvestido o travesti, para describir personas que tienen interés en vestirse del sexo opuesto. Hirschfeld era homosexual y, además de estudiar la sexualidad humana, dedicó su vida al activismo de los derechos de los homosexuales y de aquellas personas que él llamaba “intermediarios sexuales”, incluyendo los trasvestidos. En 1910 publicó el libro Die Transvestiten: eine Untersuchung über den erotischen Verkleidungstrieb o Los trasvestidos: Una investigación sobre el deseo erótico de disfrazarse donde presentó sus primeras investigaciones sobre el trasvestismo. Más tarde, fundó su Institut für Sexualwissenschaft o Instituto de Ciencias Sexuales en 1919 para estudiar este fenómeno y otros aspectos de la sexualidad humana más a fondo. En otras publicaciones, como Sexualpathologie o Patología sexual en 1921, él clasificó a los travestidos de acuerdo a su sexualidad: homosexual, heterosexual, bisexual, asexual y automonosexual (que su sexualidad se fija en sí mismo). Anteriormente se creía que el travestismo, particularmente en los varones, era señal de homosexualidad o “inversión sexual”. Hirschfeld fue uno de los primeros sexólogos que distinguió entre los varones que se vestían de mujer que sentían atracción sexual hacia las mujeres y aquellos que sentían atracción sexual hacia los hombres. 

Este esquema de Hirschfeld basado en sexualidad inspiró a Blanchard y fue el modelo que él usó en sus observaciones del transexualismo para identificar la disforia en transexuales de acuerdo a su orientación sexual: heterosexual, homosexual, bisexual y analoerótico (que no aparenta tener ninguna atracción sexual fuera de sí mismo). Más tarde él observó que la disforia heterosexual, bisexual y analoerótica representaban todas la misma cosa: la autoginefilia. Claro, aunque Hirschfeld observaba y catalogaba las fantasías eróticas de hombres heterosexuales que vestían de mujer y hasta llegó a sugerir que estos hombres interiorizaban a “la mujer que ellos más amaban”, él nunca teorizó un modelo concreto aparte del travestismo en sí. Pero las entrevistas de algunos de sus pacientes revela que la autoginefilia estaba muy presente en estos varones heterosexuales que vestían de mujer. Por ejemplo, uno de los testimonios de la traducción inglesa de Die Transvestiten dice lo siguiente:

“Aunque varias veces cambié mi amante (naturalmente siempre una chica), siempre mantuve una admiración tipo tímida. Incluso a ese momento mis sueños de amor se mezclaban con la imagen recurrente que siempre me gustaba crear, específicamente, que yo, también, como la chica querida, me vistiera de ropa de mujer, cabello largo y pendientes, y ambos estuviéramos mutuamente entusiasmados con todas estas cosas lindas. Es un sueño que se hizo realidad, a menos por el momento, ahora, finalmente a mis treinta y dos años.”

“Cuando terminé la escuela secundaria a los 16, no solamente encontré más oportunidades para travestirme en la casa de mis padres, pero, con tiempo, en secreto, claro, hasta pude procurar el vestuario completo de una mujer: ropa, corsé, combinación, blusa, bragas, pelucas, maquillaje, y, claro, muchos pares de pendientes.”

“Aunque por años me había puesto fajas, calcetines con ligas, brazaletes, a veces blusas, bragas, bufandas y hasta pendientes, mi deseo todavía crecía y crecía de verme en público en ropa de mujer y ser fotografiado en ella. Mi pequeña amada me permitió esto y pues asistí a tres bailes en 1905 con ella en vestuario de mujer y también he sido fotografiado varias veces, permitiéndome horas inolvidables. Antes de que fuese mi esposa, que ocurrió recientemente, ella voluntariamente me prometió que ella no estaría opuesta a mi individualidad en el matrimonio sino que en vez ella lo promovería lo más posible. Ella igual mantuvo su promesa. Cuando estamos solos en nuestro hogar, ella me deja ponerme su ropa y cada noche a la hora de dormir hasta me da un camisón, una mañanita y pendientes de mujer.”

“Jamás he tenido una inclinación por los hombres, sólo cuando visto de mujer es que me gusta coquetear y jugar con ellos. Cuando me toman por mujer me siento bien.”

Hirschfeld, Magnus, Transvestites: The Erotic Drive to Cross-Dress, trans. Michael A. Lombardi (Amherst, NY: Prometheus, 1991), pp. 25-27.

Otro sexólogo que estudió tanto la homosexualidad como el travestismo fue Havelock Ellis (1859-1939), un médico británico contemporáneo de Hirschfeld que es famoso por introducir los conceptos del narcisismo y el autoerotismo años antes de la psicoanalítica y también por ser uno de los primeros médicos que estudió los efectos de las drogas psicodélicas. Aunque Ellis conocía los estudios de Hirschfeld, él llamó al travestismo “eonismo” por el caballero francés Charles-Geneviève d’Éon de Beaumont (1728-1810) que fue diplomático, espía y soldado en la Guerra de los Siete Años (1756-1763). El llamado Chevalier d’Éon tenía una apariencia andrógina y desde el 1777 se vestía e identificaba como mujer. Ellis llamó la práctica “eonismo” en la tradición de llamar el sadismo del Marqués de Sade y el masoquismo de Leopoldo von Sacher-Masoch.

Ellis consideraba que el “automonosexualismo” de la gran parte de trasvestidos varones era una forma de narcisismo. Para Ellis los travestidos, especialmente los varones, tenían una “inversión sexo-estética” donde el varón llevaba su identificación con la mujer de sus sueños demasiado lejos al punto de afeminarse y tener una virilidad sexual defectuosa. Estas teorías anticiparon el concepto de autoginefilia por décadas y Ellis fue el segundo sexólogo en la historia de distinguir el travestismo entre varones heterosexuales y homosexuales. 

Desde los 1990s Blanchard identifica al travestismo heterosexual como un “desorden de identidad de género”. Aunque él acepta el uso popular de la palabra “travesti” para varones homosexuales que visten de “mujer”, en el vocabulario psiquiátrico el travestismo es exclusivo a varones heterosexuales. Él no considera el travestismo y el travesti homosexual, llamados “drag” y “drag queen” en inglés respectivamente, características de un desorden de identidad de género simplemente porque pocos “drag queens” buscan ayuda psiquiátrica en cuanto a su pasatiempo o profesión de vestirse  de “mujer”.

Claro, en el vocabulario popular la palabra “travesti” también se aplica al varón homosexual que viste de ropa de mujer y en el castellano esto es todavía así. Por eso es importante saber la distinción entre los dos. 

La diferencia entre el travestismo heterosexual autoginefílico y el travestismo homosexual

¿Cómo se distingue el travestismo autoginefílico y el homosexual? Aunque es difícil identificar las motivaciones sexuales de un varón que viste de “mujer” sin saber el historial sexual del varón, existen diferencias que se pueden observar. Obviamente está la de orientación sexual, pero también hay otras. El travesti autoginefílico históricamente ha sido un hombre casado (con una mujer), posiblemente con hijos, de clase media a alta y con un interés de vestirse de ropa de mujer secretamente desde la adolescencia. Puede ser que la esposa no tenga problemas con que su esposo se vista de “mujer” y hasta lo patrocine, como también puede ser que ella lo rechace. Puede ser que él se vista de la ropa de su esposa y cause conflictos. Su “feminidad” no viene naturalmente, ya que su interés es sexual y no social, y usualmente busca ayuda de parte de mujeres o por su propia cuenta para verse más “femenino”. También su enfoque en ropa de mujer es de vestirse “sexy” más que de vestirse “de moda”

Como ejemplo tenemos a Patricia Sánchez Monroe. Él es un travesti heterosexual de Madrid, es casado y su esposa e hijos conocen de su pasatiempo. Tiene su propio blog donde habla sobre su travestismo. Empezó a vestirse de “mujer” en el 2012 después de vestirse como “dama medieval” en un carnaval madrileño. Lo han entrevistado varias veces para blogs en línea sobre el travestismo heterosexual. Una entrevista es del blog de Dafni Cocó, una mujer que se dedica a proveer servicios de estética (pelucas, trajes, maquillaje, zapatos, etc.) para travestis y tiene su propio estudio de “crossdressing” llamado Dafni Girls. En sus entrevistas y en su blog Patricia o “Paty” dice que tuvo que aprender de mujeres de como maquillarse, como caminar, como comportarse, etc. 

Video de Patricia en su cuenta en YouTube modelando picardías blancas.
Video de promoción de Dafni Girls, el studio de “crossdressing” de Dafni Cocó.

En contraste, el travestismo homosexual, llamado “drag” en inglés, es mayormente de presentación en bares, clubes, concursos de belleza, eventos de baile, etc. Un “drag queen” se viste mayormente por razones de moda que de por sexo, aunque ser una “chica sexy” puede ser parte del personaje femenino que él interpreta. También hay formas de “drag” que “doblan el género” de forma que se usan características tanto masculinas como femeninas, como vestirse de ropa de mujer y mantener una barba. Hasta hace poco el “drag” se consideraba de baja clase y se asociaba con la prostitución. Pero la popularidad y el prestigio del “drag” ha subido gracias a Ru Paul Charles, el “drag queen” afroamericano original del estado de Georgia, y su concurso televisado Ru Paul’s Drag Race. Hoy en día, el “drag” se asocia más con la moda y el maquillaje comercial.

Como ejemplo tenemos al “drag queen” o “transformista” puertorriqueño Jason “April” Carrión, ex-concursante de la sexta temporada de Ru Paul’s Drag Race. En Puerto Rico el “drag” se llama “transformismo” y existe una comunidad de “transformistas” en la isla que se han hecho famosos en la televisión tanto local como estadounidense. Oriundo del municipio de Guaynabo cerca de San Juan, Jason ha sido “transformista” desde el 2008 y se inspiró de presentaciones de “drag” en bares y clubes gay de la área metropolitana sanjuanera. Él y sus dos hermanos son abiertamente homosexuales, pero él es el único de los tres que es “transformista”. Después de aparecer en el concurso de Ru Paul obtuvo un gran número de fanáticos y ha sido bien solicitado en eventos asociados con el concurso y en otros eventos de índole LGBT. 

Entrevista de Carrión por el periódico puertorriqueño el Vocero.
https://youtu.be/PGKGJSoThnw
Carrión en una promoción de la compañía de desodorantes Axe.

Conclusión

Anteriormente discutí las otras tres clases de autoginefilia: la fisiológica, la de comportamiento y la anatómica. En el caso del travestismo autoginefílico es importante enfatizar que la autoginefilia no necesariamente lleva a un varón a la disforia sexual. Puede que un varón autoginéfilo que practica el travestismo se conforme con vestir de “mujer”, como puede que el travestismo complique la disforia sexual y llevar al varón al transexualismo. Ahí está la diferencia entre el travesti y el transexual: la disforia, en este caso causada por la autoginefilia. Como expliqué en esta entrada, este tipo de trasvestismo se confunde fácilmente con la homosexualidad y hasta fines del siglo XX no se entendía su conexión con el transexualismo sino fuera por los estudios del Dr. Ray Blanchard. Al incluirlo con el travestismo homosexual y el transexualismo bajo el término “transgénero” las cosas se complican y se confunden más aún. Bajo lo ”transgénero” la autoginefilia se relega a una “expresión o identidad de género” y se niega que es un fenómeno psicológico sexual que, si se deja correr libre sin pautas, se puede convertir en disforia sexual. Esto será más aparente cuando hable de la oposición política de activistas transgénero al concepto de la autoginefilia de Blanchard en futuras entradas.


Referencias de base (En inglés y alemán):

Blanchard, Ray.

“The Concept of Autogynephilia and the Typology of Male Gender Dysphoria”, Journal of Nervous & Mental Disease, Vol. 177, No. 10, 1989, pp. 616-623.

“Gender Identity Disorders in Adult Men”, In R. Blanchard & B. W. Steiner, Eds., Clinical Management of Gender Identity Disorders in Children and Adults, Washington, DC: American Psychiatric Press, 1990, pp. 47-76.

“Clinical Observations and Systematic Studies of Autogynephilia”, Journal of Sex & Marital Therapy, Vol. 17, No. 4, Winter 1991, pp. 235-251.

“Early History of the Concept of Autogynephilia”, Archives of Sexual Behavior, Vol. 34 No. 4, August 2005, pp. 439-446.

Ellis, Havelock.

“Eonism”, In Studies in the Psychology of Sex, Volume VII, Philadelphia: F. A. Davis Company, 1928, pp. 1-110.

Hirschfeld, Magnus.

“Transvestismus”, Sexualpathologie, Bonn: A. Marcus & E. Weber Verlag, 1918, pp. 139-178. (Página 264 del documento)

Die Transvestiten, Leipzig: Ferdinand Spohr, 1925.